Cuando nos planteamos un problema, es importante establecer una hipótesis de posible solución, ésta la sometemos a prueba, se analiza y sacamos conclusiones y luego volvemos a empezar. El razonamiento subyacente es sencillo: los experimentos son misiones de investigación que con el tiempo permiten comprender mejor el problema, eso significa que cualquier resultado es un buen resultado, porque aporta nueva información, si de esta forma confirmas que tu solución inicial es errónea, es mejor saberlo cuanto antes.
Aunque la planificación es importante no se puede controlar todo y menos en un entorno creativo, en general la gente que dedica mucho tiempo a la planeación e insiste que es demasiado pronto para pasar a la acción, se equivoca con la misma frecuencia que la gente que empieza a actuar de forma impulsiva.
Las personas que planifican en exceso, simplemente tardan más tiempo en equivocarse, generando una mayor frustración por la sensación de haber fallado. La idea de no pasar a la acción queda incrustada en el cerebro siendo difícil librarse de ella y encaminarse en otra dirección.
Aunque la inexistencia de errores es crucial en algunos casos, ello no significa que debe ser la meta de todos y menos cuando pretendemos desarrollar ambientes creativos. El concepto de cero errores es más improcedente que útil, es contraproducente.
Un error en una organización solidaria, empática y sensata, es el error de muchos, no de una sola persona y debemos aprovecharlo para aprender. Un error se compone de dos partes: está el hecho en sí, con todo lo que implica de decepción, confusión y vergüenza, y luego está nuestra propia reacción. Esta segunda parte es la que podemos controlar. Aquí es donde recomiendo analizar lo que ha pasado, dejar que los demás puedan reconocer y aprender del error, así como ser enfáticos que un fallo nos permite evolucionar.
El error y el miedo suelen ir de la mano, el antídoto al miedo es la confianza, es una herramienta perfecta para alejar el miedo. Confiar en los demás no significa que estos no cometan errores. Significa que si los cometen tomarán medidas para remediarlos. El miedo se propaga rápidamente, la confianza no. Los líderes deben demostrar a lo largo del tiempo y a través de sus acciones, que son dignos de confianza; y la mejor forma de hacerlo es respondiendo bien a los errores de sus equipos. Tenemos que ser pacientes, auténticos y coherentes, la confianza siempre llegará.
Si hay un miedo, hay una razón, y nuestro trabajo es encontrar la razón y ponerle remedio. La tarea de dirigir no es evitar los errores sino crear la capacidad de subsanar los problemas.